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Memorial . Julián Barón

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KWY

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Estas imágenes explican el encuentro de Julián con el archivo que el grupo teatral Yuyachkani pone a disposición del público a la entrada de Sin título, técnica mixta, una producción que cuestiona la construcción de la memoria histórica peruana. El archivo nos invita a adentrarnos en recortes de periódicos, fotografías, libros de texto, imágenes artísticas y otros documentos antes de entrar en la sala donde se desarrolla la acción escénica. Toda la producción examina la Guerra del Pacífico (1873-1889) y el Conflicto Armado Interno (1980-2000), dos guerras que definen la época republicana del Perú y revelan la historia de las fracturas del país.

 

Memorial es una serie de fotocopias marcadas por la manipulación manual de cada uno de sus documentos. Huellas, descomposiciones, arrugas, deslizamientos, esmaltes, degradación del grano, fragmentos, inversiones, doble exposición. Su título nos lleva directamente al proceso de establecer ciertas cosas -eventos, personajes, símbolos- que definen nuestra historia compartida. Sin embargo, esta serie indaga sobre la relación entre las imágenes de la guerra y las formas concretas tomadas por dos tipos muy diferentes de abstracciones sociales: los símbolos nacionales y el dinero. Las primeras pierden rápidamente su forma, desfigurando los límites del espacio mental en el que el Perú ha estado representado a lo largo de su historia; las segundas hacen su entrada a mediados de la serie -cuando Túpac Amaru choca contra el dólar-, para luego saturar todo el espacio del papel.

 

"El dinero se inventó para que la gente no tuviera que mirarse a los ojos" (Godard, Film Socialisme), de la misma manera que los símbolos nacionales buscan asegurar la permanencia de la comunidad imaginada. En ambos casos funcionan a través del reconocimiento erróneo. Es decir, como una forma de asegurar que, a pesar de lo que vemos y percibimos directamente, se produzca un espacio ideal donde se resuelvan todas las contradicciones. El mapa -que aquí representa el espacio de representación donde introducimos las ficciones, más que la realidad geográfica actual- y los billetes -como sustituto cotidiano del mapa que pone esas mismas ficciones en nuestras manos- nos enseñan a apartar la mirada de la descomposición de los vínculos sociales provocada por ambas guerras. Precisamente lo que se trata a lo largo del resto de la serie.

 

Las imágenes aparecen en medio del mito nacional y su forma monetaria que definen lo que debemos desatender para sostener la ficción de un país sin fracturas. Muchos de los documentos se refieren a nuestra guerra más reciente, señalando que el establecimiento de narrativas oficiales y sus imágenes, donde héroes y villanos son definidos como tales, es un proceso que marca nuestro presente. Una disputa que permanece inconclusa -y probablemente nunca se resolverá- pero que, para muchos, no está ocurriendo realmente. A pesar de ello, tanto Fujimori como Abimael aparecen como dos personificaciones de la guerra, donde se enfrentan menos como una contradicción que como una síntesis. Uno y otro, después de todo, apuntaban a convertirse en la cara de la nación, a ser impresos en proyectos de ley que nos permitieran evitar los ojos del otro. El problema que enfrenta el Memorial -al igual que la producción de Yuyachkani- es cómo imaginar una salida al enigma simbólico en el que nos encontramos. Una salida que supere esas formas sociales de desconocimiento (emblemas, dinero) y acepte las contradicciones que compartimos. Tal vez la única cosa que realmente compartimos.

Monumento conmemorativo. Julián Barón

Encuadernación Cubiertas con serigrafías

Páginas Las páginas se imprimen desde archivo descargable

Editorial Julián Barón, KWY

Año 2017

Idioma Castellano

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Vídeo Julián Barón

4 Artículos
2018-02-28

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